Por Ramiro Diaz
Según lo que informó el periodista Marcelo Benedetto, hay chances de que Diego Martínez sea el entrenador de Argentinos Juniors. En caso de no llegar a un acuerdo con el Turco Mohamed, el ex Boca Juniors sería una opción de la dirigencia del Bicho.
El paso de Diego Martínez como entrenador de Boca Juniors fue breve y dejó un sabor agridulce en el paladar de los hinchas xeneizes. Su ciclo estuvo marcado por la constante tensión con el Consejo de Fútbol, liderado por Juan Román Riquelme, y por una sensación de que el entrenador no tenía el control total del equipo.
La sombra del Consejo de Fútbol
Desde su llegada a Boca, Martínez se encontró con un escenario complejo. El Consejo de Fútbol, con Riquelme a la cabeza, tenía un gran poder de decisión en materia futbolística. Esto significó que el entrenador no tenía la última palabra en la elección de los refuerzos ni en la conformación del equipo titular.
Según declaraciones del propio Martínez, el Consejo le imponía jugadores y armaba el equipo a su gusto, limitando así su capacidad para desarrollar su propio estilo de juego. Esta situación generó un clima de tensión y desconfianza entre el entrenador y la dirigencia.
La relación con Riquelme
La relación entre Martínez y Riquelme fue otro de los puntos conflictivos de su paso por Boca. Si bien ambos intentaron mantener una buena relación en público, en privado las diferencias eran evidentes. El entrenador reconoció que no tuvo una relación cercana con el ídolo xeneize y que las decisiones importantes se tomaban en el Consejo de Fútbol.
Un ciclo trunco
El ciclo de Martínez en Boca terminó abruptamente tras una derrota ante Belgrano. El entrenador presentó su renuncia, argumentando que no se sentía respaldado por la dirigencia. Su salida generó un gran revuelo en el ambiente futbolístico y puso en evidencia las dificultades que enfrenta un entrenador cuando tiene que lidiar con un Consejo de Fútbol tan poderoso.
¿Qué dejó la gestión de Martínez?
La gestión de Martínez en Boca dejó un sabor amargo en la boca de los hinchas. Si bien el equipo mostró momentos de buen juego, la falta de continuidad y los resultados irregulares terminaron por condenar al entrenador. Además, la constante tensión con el Consejo de Fútbol generó un clima de inestabilidad que perjudicó al equipo.
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